La mujer que no conocía el mar
Sinopsis del producto
En el centro de la tierra, donde se suceden los calores tufo como en el desierto y donde la sequi´a muchas veces hace a los campos, las voluntades y las ideas crujir, aqui´ habri´a de nacer Matilde Ugarte, la mujer que no conoci´a el mar. Somos muchos los que nacemos con falta de mar, y vivimos nuestra vida entera como con una enfermedad incurable, sin diagno´stico, que no nos mata ni fortalece, invadie´ndonos de una nostalgia de perfume rancio, que nos suele crecer al llegar a viejos. Por aquellos tiempos en los que viajar era todavi´a una proeza ma´s que un placer, el haber nacido tan radicalmente alejada del agua, y al mismo tiempo an~orarla tanto, Matilde senti´a en su cuerpo una sed primal con la que se habi´a acostumbrado a vivir. Como si fuera una planta cuya vida exclusivamente dependiera de ello, bebi´a agua en cada oportunidad que se le presentaba. Siempre con los ojos cerrados. Tomaba cada sorbo, sintiendo co´mo el milagro de la hidratacio´n le devolvi´a la vida a sus huesos, piel y corazo´n. Inmediatamente despue´s de mojados, senti´a como comenzaba a secarse por dentro, en una carrera interminable, que de antemano senti´a que perdi´a. Al escribir sobre ese pesar, volvi´ a sentir esa sed, esa insatisfaccio´n constante que me persigue de nin~a y que no puedo nombrar, sino so´lo sentir, y que so´lo comprendera´ quien nacio´ lejos y de espalda al oce´ano. La idea de un mar, una masa de agua eterna, generosa y en constante ebullicio´n, se le presentaba como el escenario mismo del parai´so. De pequen~a, cuando le contaban cuentos para ir a dormir, pedi´a siempre historias de marineros, navi´os, naufragios y sirenas. Preocupados por introducir nuevas tema´ticas a su imaginario en construccio´n, su padre y su nin~era inglesa, insisti´an en sumar princesas, hadas, duendes y otros juguetones personajes al elenco nocturno. Machacaban tambie´n con otros espacios, como el cielo, algu´n reino lejano o un bosque encantado. La negativa de Matilde era firme y sorprendentemente coherente para su corta edad. Ella no se dormiri´a hasta no escuchar alguna de sus aventuras favoritas, cerrando los ojos para descansar en esa atmo´sfera imaginaria de espuma blanca de mar, a la que siempre buscaba llegar al transitar por esas historias. Su madre, Dolores Figueroa, habi´a muerto. Fallecio´ cuando Matilde teni´a seis an~os, pero la enfermedad de tristeza que sufri´a su progenitora la habi´a dejado hue´rfana mucho antes. Es fa´cil reconocer a un nin~o sin madre de so´lo mirarlo a los ojos, por ma´s de que a los ricos la orfandad siempre se les note un poco menos. Para contarles sobre Dolores, la madre de Matilde, tenemos que detenernos antes en la madre de Dolores, Amparo Rojas. Porque uno no puede hablar de la hija sin hacer mencio´n a la madre, y para contarles sobre aquella madre, tenemos que escarbar en su madre tambie´n.
9789877890983
Novela contemporánea,mujeres,ficción,feminismo
31 % OFF
$ 26.000
99999 disponibles
PVP $ 26.000